Los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea acordaron el pasado viernes 18 de septiembre los objetivos que defenderán en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (París, del 30 de noviembre al 11 de diciembre), conocida como COP21. Entre estos objetivos, destaca la reducción de las emisiones globales por debajo del 50% en 2050 y que dichas emisiones "estén cercanas a cero" en 2100 para evitar que la temperatura global se eleve por encima de dos grados en 2100 respecto a los niveles preindustriales. La UE ofrecerá igualmente comprometerse a reducir sus emisiones en al menos un 40% para 2030.
El comisario europeo de Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, aprovechó la rueda de prensa para hacer un llamamiento a todos los países para que "sus emisiones colectivamente toquen techo" en 2020, y luego comenzar a reducirlas hasta llegar en 2050 al 50% con respecto a 1990. Arias Cañete aseguró además que en París, la Unión Europea "será un negociador activo, no pasivo" y "hablará con una voz fuerte y única".
La ministra española de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, destacó la importancia de contar con una "revisión permanente de los compromisos y también unos mecanismos de medición que sean iguales para todos, que sean transparentes (...) para que podamos hacer una buena evaluación".
Por su parte, la ministra de Medio Ambiente de Luxemburgo, Carole Dieschbourg, indicó que "Es un mandato europeo ambicioso para un acuerdo global entre los socios. No resolveremos crisis como la migratoria o las de pobreza sin resolver la crisis climática, así que tenemos la responsabilidad de cumplir y, como Unión Europea, de ser líderes".
COP21 ¿un acuerdo vinculante?
La UE abogará por que en París se firme un acuerdo que sea vinculante y global, es decir, que afecte a todos los países y no sólo a los más ricos.Al mismo tiempo, pedirá que la financiación de las medidas a adoptar sea incluida en el acuerdo climático.
Pese al carácter vinculante que se espera que tenga el pacto, cada país tendrá luego margen para decidir qué medidas aplica para alcanzar la reducción de emisiones necesaria, de modo que luego tendrán que comunicar a sus socios internacionales los pasos dados y los efectos logrados.
Además, la UE defenderá que se lleven a cabo revisiones de los esfuerzos hechos y del camino avanzado cada cinco año. En estas revisiones se pedirá a los países que vuelvan a presentar sus compromisos de reducción de emisiones, que no podrán ser menos ambiciosos que los anteriormente asumidos, según la postura europea.
Este planteamiento cobra especial importancia a la vista de que con todas las contribuciones que cada país hará a la lucha climática ya sobre la mesa, que suman cerca del 70% de las emisiones mundiales, no se espera que se cumpla el objetivo de 2 grados, sino que más bien se acercará a los 3.